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Buenos Aires-Argentina, 04 Noviembre 2002

El pan del Borda

La Ciudad estudia un proyecto de las asambleas de la zona sur: reactivar la inmensa panadería del hospital Borda, capaz de abastecer a todos los comedores populares de la zona.
El Borda fue equipado para autoabastecerse y servir como taller de rehabilitación laboral.
Por Susana Viau

Hace diez días, el Director Adjunto de Hospitales del Gobierno de la Ciudad, Alejandro Ciancio, tuvo un encuentro inusual: recibió a un ingeniero, dos médicos y un pequeño grupo de ciudadanos. Lo inusual no residía en que el grueso de los visitantes fuesen integrantes de asambleas de la zona sur. Lo llamativo era el proyecto que la pequeña delegación le presentaba: volver a poner en funcionamiento la panadería del Hospital José P. Borda, cuyas instalaciones permiten abastecerlo de pan y pastas junto al Braulio Moyano y al infanto-juvenil Tobar García. Y hasta dejan un excedente para las necesidades de todos los comedores populares de San Telmo, Barracas y La Boca. La rehabilitación de instalaciones y maquinarias fue valuada por el ingeniero Jorge Zaslauskas en apenas 20 mil pesos. Los desarrollistas afirman que la importancia del proyecto es su sencillez, la posibilidad de paliar necesidades urgentes de la población, reinsertar a los internos en el trabajo y, tan importante como las otras, “restituirle a lo público el lugar que perdió en los ‘90”.
La panadería de lo que entonces se llamaba Hospicio de las Mercedes se instaló en 1904 en el predio que antes había pertenecido a la orden de los Bethlemitas y se extendía a espaldas del Borda y del Moyano. Los religiosos se fueron pero dejaron bautizado el lugar como “la chacra de los Bethlemitas”.
“Es el momento en que se desarrolla toda la red de hospitales psiquiátricos en América latina, y la Argentina estaba a la cabeza -cuenta Alfonso Carofile, psiquiatra, jefe de servicio del Borda, docente y entusiasmado con la posibilidad de recuperación del proyecto–. El modelo eran los hospitales ingleses, escoceses y alemanes (incluso traen a Buenos Aires a un psiquiatra alemán, Cristofred Jakob) y su instalación siguió el trazado del ferrocarril. El último hacia el norte estaba en Salta. ¿Recuerda el laboratorio que se ve en Hombre mirando al sudeste? Era del hospital y estaba copiado del laboratorio de un hospital alemán.” Los médicos que cursaron la materia en el Borda refieren que hasta no hace mucho podían encontrarse tirados por allí los portaobjetos del laboratorio con los viejos cortes, reliquias de lo que había sido pensado como un poderoso Estado nacional.
Carofile explica que entre los ‘40 y los ‘50, con Ramón Carrillo como ministro de Salud Pública, los hospitales psiquiátricos volvieron a concentrar la atención de los sanitaristas; el antiguo Hospicio de las Mercedes pasó a ser Hospital Neuropsiquiátrico. En 1960 se renovaron las máquinas de la panadería y fábrica de pastas instalada en el subsuelo, donde trabajaban los internos. La pregunta es obligada: ¿Pueden los enfermos mentales acceder a ese tipo de trabajo? Carofile es drástico: “Un enfermo psiquiátrico no pierde ninguno de sus derechos. En todo caso, superada la etapa de la patología aguda, los recupera. Así lo establecen los tratados de Caracas, referido a su intimidad, y de Hawaii, que prohíbe la utilización de los hospitales psiquiátricos y los psicofármacos con la disidencia política”. Durante la dictadura, el brigadier Orlando Cacciatore, intendente de Buenos Aires, hizo una aparatosa visita al Borda e inspeccionó la panadería.
–Yo sabía que acá había una panadería monstruosa, con capacidad para proveer de pan a toda la ciudad de Buenos Aires. ¿Qué se necesita para eso? –preguntó a quienes lo acompañaban en la recorrida.
–Gente –le contestaron.
–Yo la voy a mandar –prometió.
Fueron promesas militares. En 1994, en la borrachera de privatizaciones y tercerizaciones, hornos, amasadoras y secadoras quedaron abandonados. “Incluso a algunas máquinas las dejaron enchufadas.” Después vino la privatización. La empresa de catering sólo puso los insumos: mano de obra, gas, luz, maquinaria, las ponían el hospital. La empresa... le vendía el pan. Lo que quedó es un único horno funcionando a trancas y barrancas.
El pan de la locura
Cuando Jorge Kazlauskas leyó la planilla de apoyo al hospital público que le acercaban para firmar quedó pasmado. “Por ahí decía que en el Borda había una panadería. Resultó ser una panadería industrial por su capacidad productiva: alrededor de 1000 kilos por hora.” Para que el dato adquiriera valor debía toparse con alguien como este hijo de lituanos, ingeniero zootecnista (producción animal con fines comerciales, alimentación, sanidad y mejoramiento genético) e integrante de la Comisión de Ciencia y Técnica de Autodeterminación y Libertad. La idea empezó a darle vueltas. Logró autorización para ver los galpones y el subsuelo donde funcionó la fábrica de pastas. Estaba inundado. Hizo decenas de llamados hasta lograr que arreglaran las filtraciones y empezó a diseñar el plan que el jueves se entregó al Gobierno de la Ciudad. Había peregrinado meses con su carpeta tratando de obtener respaldos. Los encontró en la Intersalud (comisiones de salud de las asambleas de Capital) y en las asambleas de la zona sur: Parque Lezama Sur, Plaza Dorrego, Caminito, Boedo, El Almacén, Constitución, Parque Lezama (auditorio). Las asambleas del sur –el proyecto contempla que sus promotores tengan un rol de control sobre la puesta en marcha– convocaron y de inmediato adhirieron los comedores populares “30 de Enero” y “Puertas Abiertas”, el Centro de Estudiantes del Colegio Juan Martín de Pueyrredón, la Fundación de Graduados del Otto Krause, la fábrica cooperativizada Ghelco, ATE (Borda), UPCN (Borda), Médicos Municipales (Borda) y la Lista Alternativa de Médicos Municipales. En el asesoramiento, Kazlauskas no está solo: colaboran Sergio Obrutsky, ingeniero mecánico, jefe de trabajos prácticos de “Elementos de Máquinas” y ayudante de la cátedra de “Proyectos de Máquinas e Instalaciones industriales” de la UTN, y controladores de calidad expertos en “normas ISO” (normativa internacional). Nutricionistas de la cátedra de Derechos Humanos de la UBA han hecho la propuesta de enriquecer la harina con nutrientes. El pan es el alimento por excelencia en épocas de crisis. Ninguno quiere cobrar por el trabajo a realizar.
Pero había un obstáculo con el que Kazlauskas no contaba: las asambleas temían que apoyar un proyecto surgido de militantes de A y L que las mostrara como vinculadas con la corriente que lidera Luis Zamora. Kazlauskas ofreció “sacar el nombre de A y L, si eso frena”. “Las asambleas discutieron y resolvieron que una solución de ese tipo no resultaba justa. Las cosas se dieron como se dieron. El proyecto salió de un ingeniero del grupo de Zamora. Nosotros no podíamos apropiarnos de algo que no nos pertenece íntegramente o canjear nuestro apoyo por el ocultamiento de su pertenencia. Vimos que el proyecto es lo prioritario. Lo importante es que acá nadie quiere colgarse la medalla”, explican María y Mónica, médicas, integrantes de la Asamblea de Parque Lezama Sur.
Para Kazlauskas el tema es una obsesión: “Hay tres hornos Siam Di Tella. El presupuesto de arreglo es de 2883 pesos por horno. En todo proyecto, el cuello de botella es la capacidad de la maquinaria, pero en éste la capacidad potencial es mayor que la necesaria. Trabajando 6 horas producirían 6 mil kilos de ‘felipe porteño’, que es el pan que provee el Gobierno de la Ciudad: 72 mil panes. La fábrica puede producir pastas frescas. Como también hay secadora de pastas con aire normal, se cuenta con capacidad para ‘stockear’. El cuello de botella consiste en el secado. Modificar la secadora y ponerle aire caliente duplicaría su capacidad. Arreglar lo instalado cuesta 2000 pesos; con la modificación del secador, 4700. Tendríamos 200 kilos de pasta por día y el doble con la modificación”. Toda la inversión se reduce a 20 mil pesos. Aportar los fondos y proveer harina es lo que le toca al Gobierno de la Ciudad.
Esa es la apuesta mayor. No obstante, hay un objetivo inmediato: la autorización para reparar el horno pizzero con 9 bocas y fabricar pan dulce para fin de año. Antes lo hacían los internos. Un pan dulce de 2 kilos. Los enfermos aseguran: “Era tan rico como el de Los Dos Chinos”.
 
 


Lunes 11 de noviembre de 2002  Año VII   N° 2410
 
INFORME ESPECIAL / SALUD: UNA TENDENCIA QUE SE AFIRMA
La Argentina está importando pacientes y exportando salud

Muchos extranjeros vienen a hacer tratamientos. La medicina argentina, que siempre tuvo prestigio, ahora cuesta hasta 10 veces menos que en el exterior.
 

María Copani. DE LA REDACION DE CLARIN.
 

Es chilena, se llama Ivalú, tiene 11 años, llegó a la Argentina en silla de ruedas, y ahora camina. Aunque parezca extraño, la medicina de este país en crisis, que ha sufrido la destrucción de su tejido productivo, hizo el milagro de restituirle, en menos de dos meses, la salud y la sonrisa.

Era casi una misión imposible (ver Le devolvieron la sonrisa). Pero si se consiguió esto, los expertos opinan que es posible hacer mucho más. También subrayan que la medicina argentina siempre tuvo un alto prestigio. Los vaivenes monetarios simplemente hacen accesibles para pacientes extranjeros terapias de alta complejidad en las cuales los médicos argentinos tienen amplia experiencia.

La diferencia de precios respecto al exterior es hasta de de 10 a 1. Por eso se perfila la posibilidad de que un recurso que siempre tuvo calidad en Argentina, pueda producir un valioso producto de exportación: la salud.

Ya hay claras señales de esta tendencia, pero es difícil que las instituciones declaren el número de pacientes que la confirmarían. Varias asociaciones médicas dijeron a Clarín que "no tienen datos". Clarín se basó, en Buenos Aires, en la información proporcionada por dos fundaciones sin fines de lucro que realizan tratamientos de alta complejidad. En el interior, las cifras fueron provistas por instituciones o profesionales del sector privado, ya que se refieren a tratamientos que el sector público no siempre no atiende.

Las instituciones aquí mencionadas no son las únicas donde se registra este fenómeno de "importación de pacientes y exportación de salud": son citadas como muestra de esta tendencia que se afianza.
 
 

En Buenos Aires

Hay varias instituciones de punta que hacen tratamientos de alta complejidad. La Fundación Favaloro y el Fleni son dos de ellas.

Fundación Favaloro. En los últimos meses creció la demanda extranjera de atención de enfermedades cardíacas. Los médicos subrayan que no es un fenómeno oportunista: la Fundación Favaloro siempre recibió pacientes desde el exterior. Pero nunca tantos como ahora: llegaron 20 pacientes de alta complejidad desde mayo hasta ahora, y hay permanentes consultas del exterior. Tanto es así que debieron elaborar un programa para recibir a estos pacientes, provenientes de América latina (Paraguay, Bolivia, Perú, Uruguay, Chile, Colombia, Brasil, Ecuador) y ahora también están recibiendo consultas desde países más lejanos, como Suecia y Eslovenia.

"Desde principios de año la demanda de pacientes del exterior creció notablemente. Sólo desde mayo vinieron 20 pacientes del exterior. Y además con una gran variedad de pedidos, desde cirugías, tratamientos con cateterismo, estudios electrofisiológicos, evaluaciones de trasplantes", dice el doctor Martin Bond, cardiólogo de la Fundación Favaloro.

Instituto Fleni. La Fundación para la Lucha contra las Enfermedades Neurológicas de la Infancia fue fundada en 1959. Sólo por la radiocirugía con gamma knife (una técnica para tratar tumores sin abrir el cráneo), han recibido consultas desde lugares tan diversos como Jamaica, Costa Rica, Estados Unidos, Europa Oriental y Rusia. Desde hace un año Fleni habilitó un predio de 30 hectáreas en Escobar dedicado a la rehabilitación neurológica. Desde enero a la fecha, el 11% de los pacientes atendidos en Escobar fueron pacientes extranjeros.

"Tratamos de hacer mucha difusión. Es increíble que a Fleni lo conozcan en Chile, y aquí no. Marketing científico ya tiene de sobra, permanentemente es mencionado en las revistas especializadas", dice Enrique Camerlinckx, quien se encarga del marketing y las relaciones institucionales de Fleni.
 
 

Medicina de lujo en la frontera

También aumentan permanentemente los pacientes provenientes de países limítrofes.

En Neuquén. Crece la afluencia de pacientes chilenos que llegan a hacerse cirugías plásticas, cuyo precio aquí ronda entre los 2.000 y 5.000 pesos. El aumento de las consultas ya es considerado en Neuquén un fenómeno que podría llegar a tener importancia en el futuro. El detalle en común de los chilenos que se operaron en Neuquén es que todos al parecer tienen parientes en Argentina, lo que abarata los costos de alojamiento y alimento antes y después de la intervención.

En Mendoza. La devaluación del peso argentino alentó a los turistas chilenos a cruzar los Andes para mejorarse la nariz, implantarse siliconas, hacerse liftings y practicarse liposucciones. Otros tratamientos que atraen a extranjeros en Mendoza son los odontológicos, por ejemplo blanqueos e implantes. Suelen predominar las prácticas que no demandan largas estadías, detalló el odontólogo Diego Ferrari, master en implantología de la Universidad de Nueva York.

Aquí un implante mamario de siliconas cuesta alrededor de 1.000 dólares, más los honorarios de los profesionales, que varían entre 530 y 1.000 dólares. Esa misma práctica, en Chile cuesta entre 2.500 y 4.500 dólares, según informó la cirujana plástica Marta Inostroza Valenzuela, de la Clínica Las Condes, en Santiago de Chile.

El cardiocirujano Claudio Burgos —que operó al hombre con dos corazones— dijo a Clarín que tratar una cardiopatía congénita o valvular cuesta "la mitad" de lo que se cobra en Chile. "En Mendoza vale 8.000 dólares y en Santiago de Chile, unos 14.000", detalló.

En el Instituto de Roberto Zaldívar, desde hace 7 años el 90% de los pacientes residen fuera de la provincia —precisó Zaldívar. De ese 90%, un 9% son extranjeros, en especial de EE. UU. y Chile. En su clínica se atienden unos 40 extranjeros al mes. Las principales intervenciones son: cirugía correctiva de la vista con láser, biotic (una técnica para miopía con láser) y cataratas. Una cirugía básica con láser cuesta 1.000 dólares por cada ojo. Se operan los dos ojos el mismo día y a las 24 horas el paciente es dado de alta.

En Río Negro. El ministro de salud de Río Negro, Dr. Alejandro Betelú, confirmó que en esta provincia aumentó la demanda de servicios médicos caros, por ejemplo las cirugías estéticas y correctivas y las prácticas de ortodoncia. Betelú aclaró que las nuevas demandas que se producen desde hace unos meses, básicamente desde que el dólar les es favorable, no van al sector público sino exclusivamente al privado, ya que son prácticas que el sector público no atiende.
 
 

Las raíces profundas del fenómeno

"El nivel médico argentino mantiene su estándar, a pesar de todas las dificultades" —explica el neurólogo Jorge Leston, de la Sociedad Neurológica Argentina—. El médico argentino es reconocido fuera de sus fronteras. Tiene una formación médica basada en una escuela seria, responsable, no sólo en Buenos Aires: en Rosario, en la Universidad de Córdoba, en la del Litoral, en la de La Plata, en Tucumán, en Mendoza. Hay organizaciones como la Fundación Balseiro, que se ocupa de Física y Matemática. La Argentina ha tenido desde el punto de vista educacional un sólido basamento. Por eso mantiene su nivel a cualquier precio. La juventud argentina es digna de mencionar por los sacrificios que realiza para capacitarse en las actuales condiciones económicas. Se dedican intensamente a formarse. Se depreció el peso, pero no nuestras cabezas."

COLABORARON: CORRESPONSALES EN LAS PROVINCIAS DE MENDOZA, NEUQUEN, RIO NEGRO Y MISIONES


Lunes 11 de noviembre de 2002

Más información
Medicina de alta complejidad

Tanto en la Fundación Favaloro como en el Fleni se preocupan por subrayar que esta mayor afluencia de pacientes extranjeros no es una moda de "turismo salud" al estilo de los spa, ni un recurso para sólo aprovechar la devaluación. Simplemente hacen lo que hicieron siempre: medicina de alta complejidad con una tecnología y un nivel profesional "que no tiene nada que envidiar a ningún país".

¿Podemos soñar con ser, en este aspecto, lo que es Cuba, por la eficacia y accesibilidad de su medicina?, es la pregunta de rigor. "Esto ya es lo que es Cuba, a veces mejor, y cuesta menos", coinciden los especialistas.

"Nos duele muchísimo que haya compatriotas que se van a operar afuera cuando aquí tienen una tecnología igual o superior que la que ofrecen en el exterior teniendo que pagar 10 veces más", dice Martin Bond, de la Fundación Favaloro.

Entre las prácticas que realizan, Bond menciona la cirugía de Ross, "una cirugía valvular muy especializada, en la cual la Fundación tiene amplia experiencia". También hacen una gran variedad de trasplantes: cardíaco, pulmonar, cardiopulmonar, hepático, renal, de médula ósea. Hay abundante información sobre el tema en la dirección de Internet http://www.fundacionfavaloro.org. Los pacientes que llegan del exterior suelen ser derivados por sus médicos locales, pero Internet también es un método para entablar el contacto. Se puede solicitar mayor información a por correo electrónico (info@ffavaloro.org) o llamando a los teléfonos 4378-1200 y 1300.

También los pacientes extranjeros que llegan a Fleni suelen ser derivados por sus médicos locales, como antes eran derivados, por ejemplo, a los EE.UU.

Las comparaciones son inevitables, y Enrique Camerlinckx explica las ventajas de los tratamientos realizados en Fleni. "Son tratamientos enfocados de otra manera. En Estados Unidos el criterio de la rehabilitación está muy enfocado en lo físico. Por ejemplo, si el paciente movió un brazo, es un avance. En Europa, está muy enfocado en lo neuroconductivo: si un paciente era arquitecto antes de la enfermedad, se trabaja para que vuelva a ser arquitecto, y si queda en silla de ruedas es otro problema. Acá juntamos las dos cosas."

Fleni ofrece programas para patologías neurológicas y cardiológicas, programas de politraumatizados, de esclerosis múltiples, para la enfermedad de Parkinson, lesiones medulares, etc. En la dirección de Fleni en Internet (http://www.fleni.org.ar ) se puede ver en detalle las prácticas que se realizan. También se puede recibir mayor información por e-mail (vaguinaga@fleni.org.ar) o llamando a los teléfonos 5777-3200 .

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Martes, 15 de octubre de 2002 - Actualizada a las 7:57 h.

COLAPSO SANITARIO
Los hospitales públicos de Argentina reutilizan material desechable al no poder comprarlo

El Gobierno ha declarado la emergencia sanitaria hasta el 31 de diciembre para poder garantizar la provisión de medicamentos
 
 
 

EFE | Buenos Aires
El sistema sanitario estatal de Argentina está al borde del colapso debido a la fuerte reducción del presupuesto destinado a la salud. Según un informe de Médicos del Mundo, los hospitales tienen que esterilizar material desechable, como jeringuillas y guantes, y en muchos casos han cerrado áreas como neonatología por falta de medios.

El documento indica que Argentina, hasta la devaluación del peso respecto al dólar en enero pasado, era el segundo país de Latinoamérica en inversión sanitaria pública. "En estos momentos -señala el informe-, con un gasto de 184 pesos (unos 49 euros) per cápita en salud, está por detrás de países como Bahamas, Uruguay, Barbados, Chile, Brasil, Panamá, Venezuela y Costa Rica".

Según la opinión de la organización, la bajada en los gastos destinados a la salud pública afecta fundamentalmente a la compra de material desechable, lo que lleva a algunos centros asistenciales consultados a practicar la "re-esterilización" de materiales. En más del 90% de los hospitales estudiados se produjo una drástica reducción de la disponibilidad de elementos desechables complejos (válvulas, prótesis, catéteres, suturas mecánicas, entre otros), y en menor medida de desechables no complejos (guantes, jeringas, agujas, por ejemplo).

Como consecuencia directa de esa disminución en los gastos, el 75% de los centros sanitarios admitió esterilizar material desechable. "Sólo los hospitales especializados que tienen una severa política de control de infecciones no están llevando a cabo esta práctica cotidiana en los centros bonaerenses", informó el organismo. Además, dos terceras partes de los hospitales han tenido que cerrar alguna de sus áreas por esta falta de materiales, generalmente neonatología, un sector de quirófanos o parte de terapia intensiva.

Desaparecen pruebas sanitarias

Según Médicos del Mundo, esa carencia de materiales sanitarios y la falta de presupuesto para la reparación motivaron que algunos equipamientos médicos estén inutilizados. "En dos tercios de los hospitales visitados se suspendieron, o redujeron a niveles mínimos prácticas que se realizaban habitualmente, como las tomografías computadas, estudios radiológicos contrastados, estudios bajo anestesia general y endoscopias, en otros", agrega el documento.
 

El Gobierno ha declarado la emergencia sanitaria hasta el 31 de diciembre próximo con el objetivo de garantizar la provisión de medicamentos a hospitales públicos y la atención sanitaria en todo el país ante la grave crisis económica y social que sufre.
 
 
 


  SABADO 11 de enero de 2003 | Ciencia/Salud |

El 75% de los desocupados está afectado
Los daños psíquicos que causa el desempleo
Por Gabriela Navarra

Depresión, adicciones, angustia, conductas maníacas, fobias, problemas de memoria, de atención y concentración. Son los trazos más gruesos del mapa que describe las afecciones psíquicas de quienes han perdido el trabajo y no encuentran otro.
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“El 75% de los desocupados que entrevistamos, jefes y jefas de hogar de 30 a 55 años, se mostró muy afectado psíquicamente”, explica el licenciado Juan Tausk, titular de la cátedra de Clínica Psicológica y Psicoterapias de la Facultad de Psicología de la UBA, quien junto a un equipo de 50 docentes y estudiantes universitarios estudió durante tres años (1999-2002) los efectos de la desocupación sobre la salud mental y las relaciones familiares.
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“Son 164 casos de Buenos Aires, Gran Buenos Aires y Tucumán –agrega Tausk, de 55 años–. Y aunque la muestra no es representativa, se le aproxima bastante.”
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El psicólogo indica que la mitad de los encuestados estaba deprimida. “Otros –dice– sufrían ataques de pánico, conductas evitativas (por ejemplo, no salir de la casa), adicciones y rasgos de patologías más graves, como paranoia o esquizofrenia.
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"Registramos además conductas maníacas y actuaciones -explica el especialista- como discutir en términos muy fuertes, estallar en ataques de nervios, cruzar la calle sin mirar."
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El estudio indagó qué había pasado con la vida cotidiana de los desocupados. "Más de la mitad dijo que se había alterado su ritmo de comidas, horarios, rutinas y también su relación de pareja, incluida la vida sexual -dice Tausk-. Las mujeres se mostraban más afectadas en ese sentido e, incluso, cuando indagamos acerca de conductas violentas, como reacciones de ira, tirar objetos, insultar, discusiones fuertes o deseos de golpear, un 12% admitió que le ocurría, y el 60% fueron mujeres."
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Jefas y desertores
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Para los psicólogos, el impacto de la precariedad laboral en el mundo femenino -el 30% de los hogares argentinos está a cargo de una mujer- es un golpe angustiante, porque significa la renuncia a un territorio ganado: el trabajar (también) fuera de casa.
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Los varones, en cambio, se mostraron más afectados si eran casados o convivientes; los solteros o separados (aunque tuvieran hijos) eran el grupo con mayor número de desertores de hogares.
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-Algo -dice Tausk- que ya se había visto entre la población negra pobre de las grandes ciudades de los EE.UU y en México.
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Los psicólogos preguntaron si a partir de la pérdida del trabajo habían pensado en el suicidio. "Un 36% dijo que sí, y un 11% que lo había meditado seriamente o intentado -afirma Tausk-. Vimos que los que tenían creencias religiosas o convicciones políticas fuertes habían estado menos afectados y que por eso preservaban mejor su psiquismo. Esto es algo que ya ha sido demostrado entre los sobrevivientes de campos de concentración."
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Culpa y desvalorización
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Los investigadores hallaron también que una parte significativa de los desocupados vivía con una sensación de aislamiento y estigmatización y le costaba hablar del tema. " Ser más que estar desempleado porque sienten que la desocupación atraviesa toda su persona", dice Tausk.
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Un aspecto que llamó la atención es que un alto porcentaje de quienes habían perdido el trabajo se culpabilizaban por su fracaso, sintiendo vergüenza y humillación.
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"Tres de cada cuatro -afirma el psicólogo- consideraban que no satisfacían los requerimientos de sus posibles empleadores. Tenían una autoestima totalmente en baja, porque lo que esta crisis ha conseguido es que las personas se echen la culpa a sí mismos como si hubieran fracasado, sin encontrar otras explicaciones posibles a por qué él (y tantos otros) están desocupados. Vivimos en una cultura de éxito. Y el que no logra el éxito es culpable de su propio fracaso."
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Enfrentar los riesgos
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Para Juan Tausk, la situación social que genera el creciente número de personas sin trabajo es riesgosa: "Hay pérdida de valores, de legalidad, de legitimidad y credibilidad -dice-. Esto puede generar un efecto que llamo de extraterritorialidad, que implica un fuera de las reglas de convivencia compartidas y el peligro de una búsqueda de salvación en promesas mesiánicas. Esto llevó con frecuencia a gobiernos totalitarios, a la generación de guerras y a la aniquilación de sectores de la población".
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La amenaza, dice, no parece tan lejana si se revisa la historia. "Cuando todo está perdido, uno se pregunta ¿con qué me salvo? -afirma el psicólogo-. Durante una conferencia en la facultad presenté dos fotos: en una se veía un cartel expuesto en Berlín que decía: Hitler te va a salvar . Y realmente los salvó. Tenían una deuda terrible, enorme inflación, sin capital, sin empleo, comía bien el 10% de la población. Era una ocasión para propuestas totalitarias: o una guerra externa, o una guerra civil o el exterminio poblacional. La otra foto que mostré decía: Hay 450.000 desocupados en Alemania y 500.000 judíos. Saque sus cuentas ." La promesa mesiánica se hizo a costo del extermino masivo de una parte de la población.
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-¿Y las asambleas o los piqueteros son antídotos contra salidas de ese tipo?
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-Son proyectos muy interesantes porque pueden permitir la recuperación de las personas. Pero, ¿cuál es el destino de ese emprendimiento? No lo sabemos. Los piqueteros organizan un comedor o una salita de primeros auxilios, pero también son quienes cortan una ruta, cobran peaje o no dejan pasar a una ambulancia. Es decir, organizan una nueva legalidad, distinta de la establecida en el pacto social que compartimos.
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-¿Y hay formas de evitarlo?
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-Las personas no pueden ser abandonadas frente a un abismo. Es muy positivo reunirse entre pares, aunque los efectos dañinos que sufrieron quedarán, y pueden incluso transmitirse a generaciones venideras. Los programas que los organicen deberían ser autogestivos, pero al mismo tiempo auditados por entes no gubernamentales, con compromiso de los sectores empresarial y sindical y sin dejar de contemplar aspectos como subsidios, cobertura asistencial, continuidad educativa, reprofesionalización, créditos para proyectos cooperativos, asistencia psicológica, resolución colaborativa de los conflictos...
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-¿Hay equipos terapéuticos especializados que brinden asistencia en estos casos?
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-Existen en el mundo. No acá, que yo sepa. Hay dispositivos que funcionan con personas en estado de estupor, desplomados, como ocurre luego de un atentado, un desastre natural o de ser torturados o refugiados políticos. Son intervenciones terapéuticas de pocas sesiones que permiten que alguien reordene su capacidad de sentir y de pensar. Vale la pena intervenir terapéuticamente en estos casos. La gente se ve arrasada, y creo que habría que darle una mano para que no arrase.
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Una realidad que golpea
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Psicosomáticas: el 55% de los desocupados manifiesta afecciones psicosomáticas: trastornos digestivos (45%); trastornos del sueño y neurológicos (cefalea, mareos, desmayos (35%), problemas dermatológicos y caída del cabello (30%), afecciones cardíacas y respiratorias (25%).
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Chicos en riesgo: el 35% considera que sus hijos pueden estar en riesgo (de pertenecer a pandillas o tener conductas transgresoras). Esta preocupación aumenta a la mitad de los padres si éstos tienen un mayor nivel educativo.
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Creencias: la religión mostró ser un factor de protección frente al suicidio. Dos de cada tres con fantasías suicidas no era creyente.
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Trastornos: el 50% estaba deprimido; el 10% tenía conductas evitativas; el 20%, crisis de pánico; el 20%, afecciones psicóticas; el 25%, conductas maníacas; el 25%, alteraciones de funciones psicológicas generales; el 15%, adicciones.