Retour de stage

Hospital Materno-Infantil de San Isidro, Junio – Agosto 2013

Unas palabras para agradecerles por su calida bienvenida y hospitalidad. Durante dos meses, fue un placer mirar, observar, escuchar, descubrir el trabajo de cada uno y participar en la vida del hospital. Mi dominación del castellano estando aproximativa, me parece que no pude, durante mi estancia, describirles justamente mi experiencia en su equipo de trabajo. Con este papel me gustaría hablar de unos elementes que me llamaron la atención y que me sirven para pensar y enriquecer mi identidad profesional.

Para los que todavía se preguntan lo que estaba haciendo en el hospital, hay que presentarme brevemente. Soy psicóloga recién recibida de la universidad Paris Descartes, donde hice una especialización en psicología clínica del niño y adolescente. Mis periodos de prácticas fueron realizadas en servicios de psiquiatría parisinos, con equipos pluridisciplinarios como se pueden encontrar en San Isidro (psicólogos, psiquiatras, asistentes sociales, médicos, especialistas en psicomotricidad, ortofonistas,…). He participado en varios programas de tratamiento siguiendo una orientación psicoanalítica, realizando entrevistas clínicas de consulta y de apoyo, evaluaciones psicológicas con las técnicas protectivas, y también formándome a la practica de la mediación en grupos terapéuticos. Durante mi ultimo ano en la universidad, me interesé también en la psicología transcultural. Había que trabajar, a partir del encuentro con pacientes migrantes, sobre el tema de la “diferencia”. El psicólogo lo sabe mas que todos, cuando encontramos a una persona “diferente” por su cultura – en su sistema de representación, simbolización y de relación al otro – pueden surgir interrogaciones y incomprensiones en la utilización de nuestros instrumentos de trabajo. Nuestras practicas dependen de un contexto cultural definido, y a veces olvidamos que ellas no están siempre adecuadas ni pertinentes. Por eso quería salir de los limites de mi formación francesa, enfrentarme a esta “diferencia” y descubrir practicas distintas. Como esta ser psicólogo al otro lado del mundo? Elije Argentina, donde la psicología y el psicoanálisis ocupan un lugar preponderante.

En el hospital tuve la oportunidad descubrir varios servicios y actividades: el proceso de admisión en el consultorio externo (primera entrevista, hora de juego diagnostica, entrevista de devolución) – aun que no pude observar las tres etapas para un mismo paciente – ; la sala de juego; el consultorio en el servicio de maternidad; el programa de la pasantía y los supervisiones semanales. Dos meses son poco para participar en todas estas actividades, pues solamente quería tener una idea de lo que se hace en el hospital y volver a Europa con nuevas representaciones de nuestro trabajo.

            El idioma - Entender y hablar el castellano fue un trabajo bastante difícil para mi. Sin embargo, pude entender casi todo, por la similitud con el francés, y también por los mismos conceptos teóricos psicoanalíticos que ya estuve estudiando en Paris. A veces cuando me costaba mucho entender y seguir lo que se decía, me ponía atenta a todas las características no verbales del idioma. Creo que cada idioma condiciona la manera de encontrar a otros. Contrariamente al francés que es un mas un idioma de monólogos, me parece que el castellano favorece la relación y el intercambio con el otro. Los gestos amplios, las entonaciones, los besos asociados al tuteo espontáneo muestran las emociones de él que esta hablando, también su apertura y receptividad. Eso lo pude observar en los reuniones de equipo y en los encuentros clínicos, donde la relación psicólogo-paciente ya esta definida por esta expresividad.

            La relación terapéutica - En los varios servicios me pareció interesante observar el “cuadre” en el que se encuentran los pacientes y las características de la relación psicólogo-paciente. Obviamente cada encuentro es distinto en la relación transferencial que se establece, pero creo que hay unos elementos comunes.

En el consultorio externo por ejemplo, me llamó la atención los numerosos pacientes esperando a su turno cada mañana. Tengo la impresión de que la decisión de consultar a un psicólogo forma parte de la sociedad y es una opción para todos, a veces una emergencia. Pero para algunos, esta facilidad con la que vienen no dura en el tiempo, como lo muestra el absentismo a las sesiones siguientes. Obviamente observé eso también en Francia, pero me llamó mas la atención acá, por el contraste entre la presencia “fuerte” de algunos pacientes en el primer encuentro, y después su ausencia. Mi impresión es que se habla mucho, fácilmente y con confianza en el consultorio. Tanto el pudor como el recelo parecen dejados de lado. Los pacientes, llamados por sus nombre en la sala de espero, entran y empiezan hablar sin preocuparse de las notas que escriben las pasantes. También en el servicio de maternidad, las pacientes hablan aunque comparten sus habitaciones.

Creo que es también por el trabajo del psicólogo que se puede ver tanta fluidez en la relación terapéutica. No hay el miedo de acercarse al paciente. En los servicios donde trabajé en Francia, aprendemos a mantener una distancia importante y también una cierta rigidez en los encuentros clínicos. No se escriben notas en los entrevistas, los contactos físicos son evitados, también pensamos mucho – y a veces demasiado – en aceptar o no algo del paciente (por ejemplo los regalos de los niños). Tenemos el miedo de que el paciente se vaya o se sienta perseguido por la relación, y hay la impresión que esta actitud es la única manera en la que se puede trabajar. En San Isidro pude observar otro modo de establecimiento de la relación terapéutica, en el que se puede jugar más con los limites del “cuadre” del encuentro. Fue my interesante trabajar con notas clínicas muy precisas sobre las entrevistas o las sesiones de la sala de juego. También me acuerdo de esta entrevista en el servicio de maternidad con una paciente que estaba compartiendo una habitación con dos chicas. En lugar de ver esta situación como una falta de intimidad, se trabajó con estas condiciones y surgió en la entrevista una identificación muy fuerte entre las tres chicas. Podemos pensar que la paciente pudo hablar, sostenida por las otras. Me parece que con esta flexibilidad en sus intervenciones, el psicólogo puede hacer un trabajo dinámico y creativo.

El trabajo con la teoría psicoanalítica - Me llamó también la atención el uso de la teoría psicoanalítica en el hospital. De mi experiencia en Paris, los psicólogos que tienen una orientación psicoanalítica hoy en día encuentran a obstáculos en los servicios de psiquiatría. No está por la presencia de varias orientaciones (creo que se puede trabajar con el punto de visto de cada uno), sino por la desvalorización que conoce este instrumento de trabajo. A varios profesionales les parece inadecuado hoy en día, por ejemplo por las terapias largas que implica. Entonces algunos psicólogos, que no están escuchados por su trabajo, o dejan de luchar y “truncan” sus interpretaciones y opiniones, o siguen su practica de una manera muy rígida en la que se corta el diálogo con otros profesionales. Por eso en San Isidro me gustó estar en un equipo de psicólogos donde todos tienen el mismo compromiso en esta orientación. El trabajo de cada uno tiene un sentido que puede ser compartido y sostenido por el equipo.

También tengo la impresión de que la psicoanálisis tiene un lugar importante el la sociedad, y eso se puede ver con los pacientes. Me acuerdo de la receptividad con la que algunos padres escuchaban interpretaciones o a veces proponían explicaciones a lo que les está pasando. Me parece que hay una forma de “armonía” entre el paciente y el psicólogo en pensar y “vivir” con los conceptos psicoanalíticos.

El en hospital me gustó observar nuevas prácticas de orientación psicoanalítica, por ejemplo en el lugar preponderante que tiene el juego en los cuidados. Fue interesante descubrir los objetivos de la Sala de Juego como espacio de transitoriedad, y también los de la Hora de Juego Diagnóstica en el consultorio externo. En el proceso de admisión que conozco, no hay siempre un tiempo dedicado solamente al niño que viene consultar (aparte de cuando son realizados los tests psicológicos). Usualmente la admisión se constituye de una entrevista con el niño y su familia, y la identificación al niño puede ser bastante difícil por la necesidad de estar atento a todos. También fue nuevo para mi trabajar con pacientes madres y me pareció interesante pensar el tema de la feminidad en la relación transferencial/contra-transferencial a estas pacientes.

La formación profesional – Me gustó descubrir y participar en la dinámica del equipo de psicólogos del hospital. Trabajar con tantos psicólogos fue una experiencia linda y nueva para mi. Como lo dije, me parece que el trabajo de cada uno esta compartido con los otros, asíque se puede observar una cohesión grupal cuando se junta el equipo. Por ejemplo, los supervisiones semanales no son solamente informes sobre lo que esta pasando con un paciente: los “casos” que están presentados permiten a cada uno participar y pensar como si el paciente fuera el suyo. Son todos como espejos que intercambian ideas y sentimientos, y así permiten a las colegas avanzar. Por la presencia de un supervisor exterior, se puede también hacer un trabajo importante entre la clínica y la teoría, y interrogar la pertinencia de las intervenciones clínicas.

También me parece que hay, en el hospital, un lugar de transición entre la universidad y el ejercicio profesional. Tengo la impresión que las sesiones de la pasantía son oportunidades para los psicólogos jóvenes de ser estudiantes todavía, preguntando, aprendiendo, probando, investigando lo que se hace en el hospital, en un espacio contenido. Por eso, si hubiera algo que recordarme de mi experiencia, seria que el psicólogo no trabaja solo.

Estas ideas son solamente unas impresiones de mi experiencia en el hospital con ustedes. Me hubiera encantado quedarme mas tiempo para mejorar mi castellano y poder contribuir en su trabajo. A pesar de todo, esta pasantía me sirvió mucho porque descubrí practicas distintas de las que aprendí. Si hablo mucho de diferencia, es obviamente porqué también encontré en el hospital muchas cosas similares en nuestro trabajo. Pude identificarme a ustedes psicólogos y, gracias a su ayuda, me sentí en confianza para aprender. Fue un placer conocer a cada uno y les agradezco mucho por su generosidad durante estas semanas. Están bienvenidos en Londres o Mauricio cuando quieran. Besos para todos.

 

Aarti Banymandhub

aarti_banymandhub@yahoo.fr